miércoles, 8 de octubre de 2014

HISTORIA DE LAS EMPRESAS EN COLOMBIA:

La industria Colombiana, tuvo varios nacimientos y varias muertes antes de su consolidación decisiva.
Así, concentradas en Bogota, emergieron entre las décadas de 1830 y 1850 fabriquitas de loza, ácido sulfúrico y tejidos de algodón, que aprovecharon la fuerte pendiente de los cerros para mover tornos y telares mediante la energía hidráulica de ruedas de paleta. Este primitivo esfuerzo murió casi en la cuna, al no poder superar las trabas naturales de su dependencia a la abundancia o escasez de aguas, unido a la competencia  desigual con los productos extranjeros de superior calidad.
Un segundo parto, con mejores auspicios, fue el de la producción de hierro, cuyo origen se confunde con las gestas de independencia en la búsqueda de minerales de plomo y hierro para fabricar municiones y cañones y así enfrentar la reconquista española. Empezó a surgir, entonces, el sector de la ferrerías, es decir,las pequeñas fabricas de hierro con altos hornos, martinetes, refinación y fundición de hierro primero en la población de Pacho en 1827, donde la instalación, de este capital fijo inicial exigió la asociación de embrionarios capitales que provinieron de las minas de sal, esmeralda, oro y plata y del comercio. Pronto el negocio se consolido, atrajo capital extranjero, y fue objeto de varios golpes de mano para apoderarse de el, como el de la crisis financiera de Bogota de 1842.
Promisorio,el pequeño sector de hierro se diversifico regional mente con la ferrería de Samaca en 1856, la de la Pradera en 1860 y la de Amaga en 1865, donde "iron masters" ingleses traídos a Pacho o ingenieros franceses aportaron su pericia.El mercado del hierro nacional pareció consolidarse, aunque la dependencia de la energía hidráulica determino que los altos hornos permanecieran apagados a veces hasta seis meses. El vapor solo llego en la década de 1880 a Samaca y la Pradera, quizá un poco tarde porque la vinculación  estratégica entre este sector siderúrgico y su principal cliente, los ferrocarriles, nunca se dio.Las ferrerías se fueron cerrando y sucedió que los altos hornos tuvieron una vida útil mas larga que los yacimientos, cuando lo lógico hubiera sido lo contrario.
Si el país no alcanzo la revolucionaria asociación entre carbón, hierro y ferrocarriles, acumulo en cambio experiencia. La figura del capitán de industria, se consolido apoyada en el café, en minas de oro y plata y en la experiencia interna y externa de los ferrocarriles; estos a su vez fueron creando la infraestructura necesaria para un gran mercado interior, las maquinas empezaron a ser movidas ya no por primitivas ruedas hidráulicas ni por maquinas a vapor sino por versátiles motores y dinamos eléctricos.En condiciones de establecer un calculo racional  de sus costos surgieron, así, experiencias industriales aisladas como Bavaria, primero en Santander y luego en Bogota, fabricas de tejidos y astilleros navales en la Costa Atlántica y fabriquillas de producto de primera necesidad en Medellin, Cali y Bucaramanga.
El quinquenio del presidente Rafael Reyes protegió decididamente este esfuerzo interno, pero fue en la década de 1920 la decisiva.Como en Europa, el primer grito del capitalismo industrial fue la generalización del trabajo femenino e infantil, concentrándose un efectivo importante de obreras en Medellin en empresas como Coltejer, Textiles de Bello y Fabricato que empezaron a especializar y a disciplinar su mano de obra con la ayuda de la iglesia católica.Los obreros fueron obligados a mantener sus ahorros en cajas y sociedades mutuarias.
Condiciones inexcusables para este nacimiento fueron la consolidación del Estado con administración fija, funcionarios especializados y derechos políticos de una parte, y juristas y abogados que interpretaron y emplearon racionalmente el derecho para los contratos, de otra.Numerosos abusos y litigios se presentaron en la transición del trabajador agrícola a la cuidad, haciendo necesarios los inspectores de trabajo que visitaban las empresas, constataban las normas de seguridad y presentaban informes escritos que eran analizados por los abogados.No por casualidad, un embrión de código del trabajo surge en esa misma década.
Asegurados una disciplina de trabajo, un Estado y un derecho racional, y una organización empresaria de trabajo, otro hecho definitivo para el nacimiento de la industria Colombiana fue el rompimiento de las trabas naturales que impedían el movimiento continuo de maquinas y equipos y una oferta permanente.No fue coincidencia que los mismos empresarios que  fundaron las primeras fabricas se unieron para crear las primitivas empresas de energía eléctrica, tal como aconteció en Bogota y Medellin, donde los fundadores de Cementos Samper o Coltejer crearon empresas para auto abastecerse de electricidad y vender sus sobrantes. Pero fue en el occidente Colombiano, en Antioquia, donde se echaron las raíces del sector hidroeléctrico, con grandes centrales y amplios sistemas de conducción, del cual depende aun en gran medida todo al territorio nacional.
Esta ultima experiencia se le asociada la condición final del surgimiento de la industria: su organización y funcionamiento ya no dependen de lazos estamentales, sino del concepto profesional. El ingeniero emerge en la industria Colombiana con una autoridad indiscutida, basada mas en la técnica que en la ciencia. La creación de una empresa industrial ya no es fruto de la especulación o de la aventura, sino de un estudio previo de yacimientos y materias primas, del mercado y de la técnica. Así se planearon las empresas del sector de cementos en el centro del país y en Antioquia,con fabricas como Cementos Samper, Diamante y Argos. Yacimientos calcáreos, carboníferos, ferrosos e incluso petroleros fueron objeto de misiones de geologos alemanes y norte americanos.
Mano de obra disciplinada,técnica, racional, mercado interior asegurado por la red ferroviaria y carretera, derecho laboral primitivo, Estado proteccionista y organización empresaria del trabajo: todos estos elementos se combinaron únicamente en la década de 1920. De este periodo data la fundación y la consolidación de esfuerzos nacionales que aun sobreviven.

Los empresarios en el siglo XIX decidieron agruparse nuevamente, esta vez en una Sociedad Democrática de Artesanos que para 1850 buscaban la capacitación de los empresarios, la igualdad de condiciones para todos, las buenas prácticas empresariales de cada sector productivo y la defensa de las “buenas costumbres”, que termino por convertir en una fuerza política que aún sin proponérselo fue uno de los factores que desencadenó la guerra civil de 1851, sumergiendo en la crisis el sector empresarial; sin embargo en medio de esta hay un nuevo aire para los empresarios de Santander, Cundinamarca y Antioquia quienes se consolidaban desde entonces como los estados con mayor número de empresas constituidas, la mayoría de ellas del sector manufacturero, minero, agroindustrial y comercial.
La ratificación (en la constitución de Rio negro de 1863) de la libre iniciativa empresarial privada, y el incremento de la exportación de materias primas y productos agroindustriales en 1870 propició la consolidación de la banca libre que vivió su época dorada entre 1870 y 1886 donde llegaron a tener asiento 34 instituciones bancarias destacándose el banco de Bogotá (fundado en 1870), el Banco de Antioquia (1872) el Banco de Barranquilla (1873) y el Banco de Colombia (1875); pero con la creación del Banco Nacional en 1880, la sobre emisión de billetes por parte de éste, se dio la prohibición a la banca libre de emitir los propios y la inflación de 1889 terminaron por llevar a los empresarios colombianos a una de las peores crisis que se recuerden; en ese mismo decenio de 1879 a 1890 es donde hay un segundo auge de la empresa colombiana, con el mejoramiento de los carreteables y la aparición de las redes ferroviarias, que dinamizaron el comercio en las regiones más apartadas de la capital, como fue el caso del Ferrocarril del Pacifico que oxigeno las operaciones de las empresas vallecaucanas, el Ferrocarril de Antioquia (obra del cubano-norteamericano Francisco Javier Cisneros), que hizo otro tanto por las empresas antioqueñas y el Ferrocarril de la Frontera que dio un mayor auge al comercio cucuteño con Venezuela. Para esta primera fase del tendido de vías, Colombia contó con un total de 201 kilómetros.
Se afianzan el panorama empresarial Santander, Valle del Cauca y Antioquia con las exportaciones de Chocolate, café, tabaco, caucho, loza cerámica (producida por la Compañía Cerámica Antioqueña, fundada en 1881) y piezas maquinadas a Sudamérica; el incremento de las comunicaciones, la naciente inversión extranjera y un tímido comercio exterior da mayor dinamismo a las ciudades con puertos fluviales y marítimos, lo que vuelve los ojos a ciudades intermedias como Honda, La Dorada y Girardot y propicia el mejoramiento de las instalaciones portuarias en Buenaventura, Barranquilla y Cartagena.
La poca inversión en maquinaria y en industrialización de los oficios artesanales que se practicaban desde antes de la colonización; la inexistencia de una cultura organizacional al seno de las nacientes empresas, la expulsión de la comunidad jesuita a mediados de siglo, el errático manejo financiero del estado, la inestabilidad política de los primeros años post-independencia, la agreste topografía nacional, la carencia de vías de comunicación hasta casi finalizar el siglo XIX son las principales causas por las que no hubo un adecuado desarrollo de la actividad empresarial en Colombia desde los primeros años de independencia.
Sumado a todo esto, se fortalece una práctica antigua fue el contrabando de tejidos, alcoholes potables (causó un grave perjuicio a las finanzas del Valle del Cauca que vio descender sus ingresos fiscales con la arremetida de los aguardientes y rones caribeños en el mercado nacional), harinas y muebles ingleses que llegaban a Cartagena de Indias desde Jamaica, que lesionaba, como hoy, a los empresarios del país y que produjo un grave estancamiento de la empresa colombiana que hasta este siglo XXI se está, al parecer, reparando.
Los errores cometidos en el siglo XIX, el colapso financiero, tecnológico y administrativo de la empresa en Colombia se dio al no hacer uso de los avances tecnológicos y los modelos empresariales que proponía la segunda revolución industrial adquiriendo tecnología de vanguardia disponible históricamente, y madurado el incipiente sistema político del país.
Uno de los grandes empresarios de la época José “Pepe” Sierra no se aventuraba en nuevos proyectos empresariales que significaran la compra de maquinaria especializada, sino que preferían amasar fortunas en negocios a bajo riesgo como eran la especulación en bienes raíces, los remates de renta (de bebidas alcohólicas y tabaco) y el crédito extra-bancario; es decir, solo se preocupaban por su propia economía y es por tal razón que a pesar de que él y muchos más fueron héroes empresariales, también cabe decir que en las manos de ellos estuvo que la actividad empresarial en Colombia se modernizara mucho más rápido y mejor de lo que se está haciendo.
El desarrollo empresarial colombiano se ha visto acrecentado gracias a los las empresas fundadas en las primeras décadas del siglo XX y en la de los cuarenta, las cuales han cumplido entre 50 y 90 años de vida. Se trata principalmente de empresas antioqueñas: Noel, Fabricado, Cadenalco, Coltabaco, BIC, Nacional de Chocolates, Suramericana de Seguros, entre otras. La modernización económica que rigió aquellos años, gracias a la confluencia de distintos fenómenos, entre ellos la sustitución de importaciones impulsada en buena medida por efecto de las dos grandes guerras mundiales, permitió que surgieran y se consolidaran empresas que hoy se encuentran entre las mayores del país. Muchas de esas hoy grandes compañías se originaron en pequeños talleres artesanales que, animados por pioneros visionarios, se fusionaron para conformar sociedades con mayor capital y control sobre las materias primas, la competencia y el mercado.
En la actualidad el desarrollo empresarial colombiano se esta dando por las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) son actores estratégicos en el crecimiento de la economía, la transformación del aparato productivo nacional y el mejoramiento de la posición competitiva del país. Además, las Mipymes contribuyen a reducir la pobreza y la inequidad, al ser alternativas de generación de empleo, ingresos y activos para un gran número de personas.


3 comentarios:

  1. Gracias por éste recorrido en la historia de Colombia. Leer éstos apartes de la economía y verificarlo con fotografías de cada momento me hizo valorar lo que hoy tenemos...el cual no surgió de la nada. ¡Excelente!

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